sábado, 27 de setiembre de 2014

Pregunta para los candidatos ¿Puede haber un cruce sin ley ni semáforo?

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sábado, 6 de setiembre de 2014

Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Producción



Desde la colonia española, el Perú vive  de la minería y goza de la literatura, con un soberbio desdén por la ciencia y la tecnología. Ahora tiene un premio Nobel en Literatura y la población vive en la pobreza, mirando con envidia el modelo de Corea del Sur, país que de la pobreza en los 60s pasó a ser potencia industrial a fines del siglo XX.

Corea del Sur  se levantó apoyado en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, creado para ello en 1967. En el 2011, Ollanta Humala, candidato a presidente del Perú, conocedor de la historia de Corea del Sur, propuso lo mismo a los peruanos. Elegido presidente, probablemente aceptando las ideas de su consejo consultivo en ciencia y tecnología, retrocedió y se quedó con un Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC) disminuido y adscrito, junto con una veintena de organismos, a la Presidencia de Consejo de Ministros (PCM).

El nuevo CONCYTEC, como una muestra de su desorientación, tomó una sorprendente notoriedad con una política que bien podría titularse como “caza vírgenes”, cuando prohibió a sus empleados que tuviesen estampitas religiosas en sus oficinas. Opuesto a un proyecto de ley del investigador basado en la producción científica y tecnológica, el CONCYTEC logró altas remuneraciones solo para sus nuevos empleados. Ante ello, algunos investigadores dejaron sus laboratorios para trabajar en las oficinas del CONCYTEC y multiplicar por n sus remuneraciones anteriores.

En 2013, como era de esperar tarde o temprano, empieza el declive de los precios de los minerales. Ollanta Humala declara entonces: “El mundo vive una crisis económica tremenda. La crisis ya llego al Perú y por eso hemos tenido un bajón en el canon que afectan a las regiones” (Diario Perú 21, 14/08/2013).

Ante el estado de emergencia y con un CONCYTEC sin planes contundentes para enfrentarla con otra cosa que sea recursos naturales, el presidente Ollanta Humala encarga el tema al Ministerio de la Producción (Produce). Este ministerio propone entonces el Plan Nacional de Diversificación Tecnológica (PNDP). El documento base para el PNDP recuerda que entre los años 2004 y 2013 tuvo una tasa de crecimiento promedio de 6.6%  y un ratio de reservas internacionales  de 32.5% del PBI. Reconoce que se sigue exportando lo mismo que en 1970, es decir “básicamente minerales, productos agropecuarios, petróleo y sus derivados, harina de pescado y productos pesqueros y manufactura ligera”.

El Perú en el 2013 tiene un PBI per cápita de 10,900 dólares. El PNDP pretende que éste se eleve a 30,000 dólares en el 2030. Queriendo adoptar el modelo alemán, el PNDP apuesta por una transferencia tecnológica a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Las pequeñas empresas, muchas de ellas familiares, basadas en el conocimiento científico y tecnológico, son los motores de la producción de Alemania, país que lidera la economía europea.

Hay ideólogos que quieren imitar el modelo de Corea del Sur de los años 60s, basado en la copia. No comprenden que ya no es posible aplicarlo en estos tiempos. Los acuerdos internacionales, instaurados con la OMC en 1994,  no lo permiten.

El tardío lanzamiento del PNDP implica un proceso forzosamente acelerado de identificación de las necesidades de mercado que tengamos posibilidades de competir con probabilidades de éxito. Y ello implica contar con el potencial científico y tecnológico necesario para generar los productos y servicios que se pudieran identificar. Pero este no es el caso, por lo que será necesario establecer la carrera del investigador o condiciones atractivas para investigadores probadamente productivos en el extranjero.


Produce, que ahora por las funciones que le han entregado tendría que adoptar la cargada denominación de “Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Producción”, se encuentra ante el desafío de independizar al Perú del yugo que dejó la colonia y convertirse, por qué no, en una Corea del Sur del siglo XXI. Eso solo es posible si el gobierno tomara decisiones originales basadas en el conocimiento de la realidad nacional y del entorno internacional, en lo que a ciencia, tecnología e innovación se refiere.