lunes, 15 de febrero de 2010

América del Sur en la ruta nuclear

Dado que los reactores nucleares brindan energía eléctrica sin emitir gases invernadero, se han convertido en la alternativa viable para mitigar el cambio climático, generando un renacimiento de la tecnología nuclear en el mundo industrializado y en países en desarrollo como Argentina y Brasil, en América del Sur. En otros países la energía nuclear es una opción en estudio.
Brasil tiene una matriz energética eléctrica de aproximadamente 90 000 MW de potencia instalada. En el año 1984 entró en operación la central nuclear Angra I (626 MW), en el 2000 le siguió el Angra II (1.350 MW) y está ahora en construcción el Angra III (1.309 MW). Además, Brasil tiene planeado construir varias otras centrales en los próximos veinte años.
Por su parte, Argentina tiene una potencia eléctrica instalada de unos 24 000 MW. En 1974 conectó a su red la central nuclear Atucha I (357 MW), en 1983 conectó Embalse (600 MW) y actualmente está concluyendo la construcción de la central Atucha II (692 MW). Asimismo, el Parlamento ha aprobado la construcción de una cuarta central y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) tiene la habilitación para construir un reactor de 150 MW en el norte de Argentina.
En el ámbito internacional, Argentina participa en proyecto Generación IV, dedicado al desarrollo de reactores nucleares más seguros, menos contaminantes y con menores riesgos de desviaciones hacia usos militares. Por otro lado, según Carlos Gho -responsable del área de desarrollo nuclear del CNEA- Argentina tiene expertos trabajando en el proyecto internacional de fusión nuclear que se desarrolla en Francia. Este ambicioso proyecto busca diseñar reactores a fusión nuclear que usan el hidrógeno como combustible, en reacciones similares a las que ocurren en el Sol.
Brasil y Argentina tienen convenios de colaboración con la intención de hacer una empresa que brinde servicios en el campo de la energía nuclear. Asimismo, estos países están buscando la forma de hacer una empresa binacional de enriquecimiento de uranio. Más aún, Carlos Gho nos ha confiado que, en febrero del 2010, se reunirán los responsables del más alto nivel técnico para iniciar negociaciones tendientes a la construcción de un reactor de investigación.
Por su lado, Chile proyecta una matriz energética de más 10 mil megavatios hacia principios de la década del 2020, situación en la cual, según Jorge Zanelli –presidente de la concluida comisión designada por la presidenta Bachelet para estudiar la viabilidad de la generación eléctrica en base a energía nuclear en ese país-, su matriz energética tendría la robustez suficiente para la incorporación de la nucleoelectricidad. Para Zanelli, el buen sentido indica que debería construirse una central nuclear, pero es consciente de que existen otras variables, como la variable política y la económica, entre otras.
Chile está llevando a cabo un estudio sobre la opción nuclear. Las conclusiones de ese estudio estarán listas en los primeros meses del 2010.

La visión energética de Argentina y Chile apunta a la diversificación de fuentes. Ambos países están impulsado las energías renovables (eólica, fotovoltaica, biomasa, la mareomotriz, etc) pero Zanelli reconoce que éstas no van a llenar la brecha energética, “a menos que la tecnología cambie radicalmente”. En el mejor de los casos su contribución se estima en un 10%.
Argentina y Brasil aprovechan sus conocimientos nucleares para aplicarlos en otros sectores de producción y servicios. Carlos Gho recuerda, por ejemplo, que un equipo de científicos, que estudiaban las fallas producidas por la presencia de hidrógeno en los materiales nucleares, tiene ahora una línea de investigación de almacenamiento de hidrógeno. Otra área de investigación impulsada por la física nuclear es el diagnóstico y terapia del cáncer. Para el cáncer se usa las diversas formas de radiación, tales como los rayos gamma (pura energía), los neutrones y las partículas cargadas.
El desarrollo nuclear en América del Sur está impulsado la ciencia y la tecnología en general. En realidad, ya no existen institutos especializados ni tampoco la división en ciencias básicas y ciencias aplicadas. Brasil y Argentina con sus equipos de científicos, que buscan comprender la naturaleza nuclear para aplicarla en la solución de problemas prácticos de la humanidad, nos señalan el camino nuclear y diverso a seguir.

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