lunes, 10 de setiembre de 2012

Semillero Científico Ceprecyt 20 años formando y afirmando vocaciones


En el año 1958, mi abuelo José me dijo que me iba a enseñar lo único que él sabía: "observar y pensar". A mis 8 años, en Salpo (situado a 3600msnm, en La Libertad) recibí su primera e innovidable pregunta ¿a qué hora y donde se pone la luna llena? Hice lo más fácil: observar. La respuesta la obtuve después de una noche en vela (literalmente porque en Salpo no llegaba la red eléctrica) luego de observar cómo la hermosa luna llena surcaba el hermoso cielo azul y al amanecer se hundía rendida en el Océano Pacífico, frente aTrujillo. Lo difícil vino cuando me hizo la segunda pregunta: ¿por qué?. Había que pensar para llegar a la respuesta. Además, el taita José me enseñó los procesos agrícolas de trigo, papa, oca, mashuas, habas, entre otros. Sembré y coseché. Mi abuelo y mi madre (Clarita) me dieron la tarea del pastoreo de ovejas. Vi cómo se engendran los animales y cómo nacen. Cuidé los corderitos recién nacidos para que puedan sobrevivir a las duras condiciones andinas. Así aprendí algunas leyes de la vida.
Entre 1961 y 1965 estudié en el ahora Politécnico Nacional del Santa. Practiqué en Siderperú, donde trabajaba mi padre (Alvaro), a donde le llevaba sudesayuno. Construí un transformador siguiendo todo el proceso que ello implica. Desde comprender los procesos de inducción electromagnética hasta el acabado del dispositivo.
Esas y otras experiencias de la infancia generaron en mi una fascinación por la investigación en lanaturaleza y en el campo de la tecnología. Mi interés en la ciencia me llevó al PolitécnicoSuperior José Pardo, a la Universidad Nacional de Ingeniería, a la Universidad de París, a loslaboratorios de la Comisión de Energía Atómica de Francia y otros prestigiosos laboratorios del mundo.
Era tanta mi fascinación por la ciencia y la tecnología que, a mi regreso a Lima, luego de obtener dos doctorados (uno en física nuclear y física de partículas y otro en ciencias físicas) sentí la necesidad de compartirla con los niños, de forma similar que mi abuelo y mi padre me la contagiaron.
El 12 de septiembre de 1992, con dos mujeres extraordinaria ( la matemática Véronique Collin y la actriz Ofelia Lazo) inauguramos el semillerocientífico. Desde entonces tratamos de contagiar a los niños el placer por la ciencia y la tecnología.
Del placer por hacer ciencia pasé por el placer de incentivar a los niños para que sigan la extraordinaria de comprender la naturaleza y aplicar los conocimientos para lograr que no se pierda la innata curiosidad y espíritu científicode los niños peruanos.
Veinte promociones de científicos que ahora se han dispersado en el mundo, creando redes para contagiar a otros el bichito de la ciencia, colaborando en proyectos interesantes de investigación, ingresando unos al mundo nanoscópico de los materiales y al cosmos con la astronomía otros.
En la aventura hemos conocido otros científicos con la misma visión de un Perú con ciencia. Como bola de nieve que crece en su trayecto, la vocación científica está surgiendo en el país delSol, donde vivieron los que nos han dejado la papa, la quinua, la biometalurgia, Machu Pichu y tantas muestras que los peruanos siempre han sido científicos y tecnológos.
En el proceso se ha fortalecido la voluntad por cambiar el Perú para que deje de ser solo extractor de minerales, y que vuelva a mirar la naturaleza y aplicar sus descubrimientos para volver a ser menos dependientes de conocimientos importados.
Pero lo fundamental, para que los niños peruanos gocen de la ciencia y no se dejen aturdir por medios de comunicación que golpean con temas que insultan a la inteligencia peruana. Para que la sociedad peruana vuelva a creer en su grandeza creativa.

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