Escribe Modesto Montoya
Presidente de la Academia Nuclear del Perú
Para tener mayores probabilidades de realizar sus visiones, las instituciones privadas o estatales atraen y tratan de mantener a los mejores talentos que les permitan sus recursos. Hay innumerables factores que toman en cuenta para ello. Por ser de actualidad en la realidad peruana, veamos el factor remuneraciones, a la luz de la teoría de juegos, la que se usa en el momento de tomar decisiones laborales, tanto por parte del empleador como del empleado.
Salvo casos especiales, la calidad profesional de los candidatos a un puesto de trabajo será, en promedio, proporcional al monto de las remuneraciones que el empleador ofrezca. Al mismo tiempo, esos montos serán proporcionales a la importancia que preste el empleador a ese puesto. En Corea del Sur, por ejemplo, las remuneraciones de los profesores son similares a las de un empresario medio. A los profesores se les conoce como los constructores de la Nación.
En algunas empresas tecnológicas multinacionales, a los investigadores científicos y tecnológicos de 30 años de edad se les permite cambiar su actividad por una de gestión, informándoles que, si siguen como investigador, y hacen bien su trabajo, llegarán a ganar igual que el gestor que alcance el mayor nivel.
En un país competitivo, los talentos son muy buscados. Los empleadores que cuenten con ellos están atentos a cualquier posibilidad de perderlos, e intentan guardarlos, otorgándoles los aumentos que sean posibles de ofrecer, y los mejores recursos para hacer su trabajo más placentero. En cambio, si el talento no alcanza las expectativas del empleador, no tendrá aumento e, incluso, correrá el riesgo de perder su puesto.
¿Y qué pasa con los aumentos generales, a todos los empleados? La experiencia muestra que no tienen un impacto significativo en la calidad de producción o de los servicios. Es más, desincentiva a los más productivos, los que, al no sentirse diferenciados por su productividad, aflojan el ritmo, o empiezan a buscar otro empleo. No nos referimos a los aumentos que siguen el incremento del costo de vida y la inflación, los que son necesarios para no disminuir el nivel de vida de la gente.
Es claro que la duplicación de la remuneración de un empleado no lo hará doblemente productivo. En las empresas exitosas, los aumentos constituyen parte del reconocimiento a los méritos de los talentos eficientes. Los recursos que disponen para incentivar a los talentos son usados para aumentar el sueldo a los más productivos y contratar lo mejor posible del mercado mundial de talentos.
La política de remuneraciones y pensiones del Estado muestran las prioridades que se presta a las profesiones. En ese sentido, los profesores y los investigadores científicos y tecnológicos parecen gozar de la preferencia estatal en Estados Unidos, Europa, Corea del Sur, China y otros países asiáticos, pero también en países vecinos como Brasil y Argentina. En el Perú, los investigadores emigran, atraídos por los incentivos que esos países.
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