viernes, 6 de setiembre de 2013

La roya y la urgencia de una institucionalidad para la ciencia y la tecnología

En el Perú, la roya está devastando los cultivos de café. Los productores se encuentran en riesgo de perder su producción. Ello pone en evidencia la falta de un centro de investigación especializada en café, el que hubiera previsto y enfrentado la plaga. La raíz de esta situación está en la incapacidad empresarial para comprender la importancia de la investigación científica y a la falta de liderazgo en política científica y tecnológica en el país. En realidad, no tenemos una institucionalidad científica y tecnológica que permite realizar los esfuerzos coordinados para enfrentar éste u otros problemas por los que atraviesan algunos sectores de la producción.
Cuando los empresarios comprenden la importancia de la investigación, y el Estado no los atiende, se organizan para resolver sus problemas tecnológicos. En 1938, la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) de Colombia creó el Centro Nacional de Investigaciones de Café, Cenicafé, con el objeto de estudiar los aspectos relacionados con la producción cafetera. El Cenicafé actualmente posee 8 estaciones experimentales distribuidas en las tres cordilleras colombianas. En el Cenicafé trabajan investigadores altamente capacitados en la problemática cafetera, priorizando la sostenibilidad económica, ambiental y social.
Cuando un gobierno tiene visión de futuro y apunta a la generación de conocimientos científicos y tecnológicos que disminuyan su dependencia de los fenómenos y riquezas naturales, diseña y ejecuta políticas desde el más alto nivel posible de la estructura del poder. Ello implica la creación de centros de investigación con personal dentro de una línea de carrera de investigadores en el Estado, basada en la producción de conocimiento científico-tecnológico y en la solución de los problemas que enfrente. El Estado, la Empresa y los centros de investigación definen los problemas prioritarios que deberán ser enfrentados por los centros de investigación, para lo cual se le asignan los recursos necesarios.
Mientras lo anterior no se ponga en práctica, seguiremos sufriendo los embates del frío, las plagas en los cultivos y las enfermedades infecto-contagiosas. Estaremos pendientes de los precios de las materias primas y los informes internacionales seguirán diciéndonos que somos muy disciplinados en los gastos, pero cada vez menos educados e innovadores.

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