lunes, 28 de julio de 2014

Amenaza nuclear contra la vida en la Tierra

Escribe Modesto Montoya
Presidente de la Academia Nuclear del Perú

El asunto de Corea del Norte, ampliamente difundido en los medios de comunicación, tiene su origen en el contrabando nuclear, el que permitió que algunos países se hayan hecho de combustible como para estar en capacidad de crear zozobra. Se predice que la bravata de Corea del Norte no pasará de eso, pero la amenaza nuclear contra la humanidad persistirá mientras exista arsenales nucleares. Recuerdo la nota que difundí en 1996.

Con excepción de unos pocos, los Estados del mundo han firmado el tratado de No Proliferación Nuclear; sin embargo, los infaltables contrabandistas han puesto en alarma roja al sistema mundial de control de combustible nuclear. En algunos lugares de la ex Unión Soviética se dice que “los almacenes de papas están mejor vigilados que los de combustible nuclear”.

Según la revista Scientific American (enero 1995), en el año 2000, el mundo contará con unas 1,700 toneladas de plutonio, con las que se puede fabricar unas 200,000 bombas de 10 kilotones. Además, EE.UU. y Rusia cuentan cada uno con 650 toneladas de uranio altamente enriquecido.

La abrupta caída de status de los científicos e ingenieros nucleares –la que ha generado descontento- y la falta de control adecuado facilita la pérdida de material nuclear. Otro aspecto que empeora la situación es la dispersión del material nuclear en unos 1,000 almacenes.

En esa realidad, numerosos son los incidentes relacionados con el contrabando nuclear. En noviembre 1993, un ladrón entró en un almacén nuclear y extrajo unos 14 kg de uranio enriquecido. En 1991, las autoridades alemanas informaron sobre unos 41 incidentes de contrabando nuclear, 158 en 1992, 241 en 1993 y 267 en 1994.

Según informes de los que da cuenta Scientific American, en 1993, unos 6 kgs. de uranio enriquecido entraron a Turquía, proveniente probablemente de Kazakhsfan.

En octubre de 1993, la policía de Estambul recuperó 2.5 kg de uranio 238, los que estaban en poder de un hombre de negocios, sospechoso de ser agente del servicio secreto de Irán.

El 10 de mayo de 1994, la policía de Tengen, Alemania encontró a 6 kgs. de plutonio 239 en casa de Adolf Jaekle, relacionado con la KGB.

El 10 de agosto de ese año, las autoridades alemanas arrestaron a un dentista colombiano y a dos españoles que poseían 363.4 gramos de plutonio de alto grado y 201 gramos de litio. Luego se supo que estos hombres habían sido inducidos por agentes de servicio de inteligencia alemán para traer el material.

El 14 de diciembre de 1994 la policía de Praga arrestó a tres hombres que en un carro llevaban 2.7 kg de uranio altamente enriquecido. Dos de ellos eran trabajadores nucleares de la República Checa. EL tercero era un físico nuclear checo.

En 1995, los incidentes de este tipo en Alemania han disminuido debido principalmente a la alta publicidad que se dio a los arrestos. En consecuencia, los contrabandistas han tomado otras rutas, como las de Asia Central y el Mar Muerto.

Es claro que los casos descubiertos de contrabando nuclear constituyen un pequeño porcentaje del total. El control requiere de conocimientos menos difundidos que los usados en el tráfico de drogas. En tal sentido, cabe señalar que la policía norteamericana recupera sólo el 40% de la droga que intenta entrar a EE.UU.

El contrabando nuclear ha establecido redes multidisciplinarias, en las que están implicadas desde ex espías, hasta hombres de negocios y físicos nucleares. En Roma, un magistrado encargado de investigar en comercio nuclear estuvo implicado en el crimen que perseguía.

Se piensa que los más peligrosos de los grupos contrabandistas nucleares los constituyen las organizaciones criminales rusas, las que estarían diversificando sus actividades.

Ante esta situación se están realizando esfuerzos para establecer una amplia colaboración internacional dirigida al control del contrabando nuclear. En este campo, un rol importante les corresponde al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y a las instituciones especializadas de los países nucleares. En todo caso, el mundo entero está preocupado por la dispersión incontrolada de material nuclear utilizable en la elaboración de explosivos nucleares.

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