domingo, 6 de julio de 2014

Educación e investigación estatal en vías de extinción

Escribe Modesto Montoya
 
Las universidades estatales pierden terreno en los concursos por los recursos estatales dedicados a la formación universitaria, de pregrado, posgrado y de investigación. Con mayores recursos, las universidades privadas estarán mejor dotadas para ganar fácilmente los concursos que vendrán. Parece obvio que, así, la universidad estatal está en vías de extinción.
 
Hasta los años 50, en las universidades estatales había muy pocos alumnos con bajos recursos económicos. Todo cambió a mediados de los 60s. Las vacantes eran mayormente tomadas por hijos de provincianos pobres. Varios hijos de notables no ingresaron: se fueron a las pocas universidades privadas. En esas condiciones, con el tiempo surgieron universidades tan caras que su examen de admisión era virtualmente de capacidad económica. Quien podía pagar ingresaba de todas maneras a las universidades económicamente exclusivas. Así es como se amplió la brecha social. Pobres por un lado y ricos por otro.
 
Pero claro, hábiles empresarios de origen popular crearon universidades para alumnos de ingresos bajos y medianos. El examen de admisión era algo más difícil por la cantidad de postulantes. Sin embargo, se creó universidades para todos los precios. Nadie debía quedarse sin universidad. No importa la aptitud o la capacidad económica.
 
Actualmente se ha creado la beca 18. Una buena idea para que alumnos sin recursos económicos también tengan educación universitaria. Las universidades privadas muy emprendedoras van y les toman exámenes de admisión en sus propios colegios. Así, los alumnos con dificultades económicas estudian en universidades privadas. Entonces: ¿para qué seguir con las universidades estatales?
 
En ese mismo sentido está los estudios de posgrado y la investigación. Sin las trabas estatales, las universidades privadas ganan la mayor parte de los recursos estatales que se ponen en concurso. Así, la brecha se agranda y, lógicamente más fuertes, cada año que pase ganarán más concursos y se fortalecerán en consecuencia. Si se hace una proyección lógica, las universidades estatales serán para los marginales.
 
La nueva ley universitaria, tal como está no va a cambiar casi nada de la situación anterior.
 
En realidad, el Estado tiene la capacidad para crear un centro de excelencia de formación superior y de investigación. Un centro al que quieran ingresar los mejores investigadores y profesores peruanos dispersos en el exterior, y los mejores talentos como estudiantes. Para ello los reglamentos de concursos de ingreso y permanencia tanto de profesores como de alumnos deben ser estrictos. Y claro, las remuneraciones y las becas deben ser atractivas. Los chinos ofrecen a sus nacionales más del doble que lo que le ofrecen en Estados Unidos. Así los atraen. Y hoy China se ha convertido en la primera exportadora de alta tecnología.
 
En el Perú, lo que más bien parece es que el Estado quiere abdicar de esa gran responsabilidad que el ofrece la Historia.

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